Un hombre de 40 años llega a mi consulta recomendado, completamente desesperado, con una ira que no podía controlar y un verdadero desastre de vida. Abandonado por la pareja que le había echado de casa y quitado todo, en una situación de deuda económica importante, por la compulsividad de llenar su vacío interior a través del gasto por encima de sus posibilidades.

El trabajo ha sido apasionante, pues, en 8 meses, esta persona ha transformado su vida, su carácter, ha comprendido el origen sus heridas y de sus comportamientos, y ha empezado a ser coherente consigo mismo.

Su rápido aprendizaje fue el resultado de destapar una gran sabiduría, y toda una gran inteligencia para aplicar lo que aprendía. Cambió sus hábitos autodestructivos por cuidado de su cuerpo y su interior.